La maternidad es una de las tareas más exigentes que puede realizar una mujer, si bien transformadora, es de un nivel de exigencia alta pues las madres deben estar muy atentas para responder a las funciones de cuidado, lo que incluye estar atenta a las necesidades.
Esto puede resultar desgastante, pues no es la única función que deben cumplir las madres hoy en día. Estar al cuidado de otro, es un estado de alerta constante, lo que puede transformarse en estados de estrés, aumentando posibilidades de generar a la larga efectos tanto a nivel físico como psicológico
Salud Mental de las madres
Poder responder a las funciones de cuidado, requiere un estado de alerta, lo que les permite responder de manera asertiva, estar atentas y centradas en la necesidad del otro.
“Un estado de alerta no es patológico en sí, pues constituye parte normal del funcionamiento de cuidado, sin embargo, cuando vemos que no podemos saciar las propias necesidades es importante considerar realizar una pausa (por ejemplo, interrupción del sueño, alteración del apetito, estados de angustia o ansiedad constantes, entre otros factores asociados al malestar)” comenta María Pía Urrutia, psicóloga de Otec Impulsa, parte de Grupo Cetep.
Poder desarrollarse más allá de las funciones de crianza y otras asociadas a la maternidad, permite ampliar las posibilidades de bienestar para las mujeres, encontrando satisfacción y plenitud, en logros propios.
“Esto tiene un impacto positivo en la autoestima y autovaloración. Estos factores son de suma relevancia para afrontar los procesos que conllevan la crianza, por ejemplo, el crecimiento de los hijos, lo que es vivido muchas veces con ansiedad o sentimientos como no encontrar sentido más allá de la crianza” comenta la psicóloga y relatora de Otec Impulsa, parte de Grupo Cetep.
“Esto tiene un impacto positivo en la autoestima y autovaloración. Estos factores son de suma relevancia para afrontar los procesos que conllevan la crianza, por ejemplo el crecimiento de los hijos, lo que es vivido muchas veces con ansiedad o sentimientos como no encontrar sentido más allá de la crianza. El desarrollo de las mujeres en varias esferas de su vida, permiten generar el reconocimiento de varios aspectos identitarios propios, más allá del cuidado, teniendo como foco el propio bienestar y sensación de logros de metas individuales.
Recomendaciones para el cuidado de la Salud Mental y Salud Física
Las tareas de cuidado, que son de carácter físico, relacional y mental, también pueden ser aplicables a las propias necesidades de las madres.
Ejemplo de lo anterior es:
- Detectar las propias necesidades para poder satisfacerlas, permiten a las mujeres ser agentes propios de autocuidado.
- Reconocer y validar el cansancio por los constantes esfuerzos, permitiendo así espacios de descanso, recreación y búsqueda de intereses personales.
- La capacidad para tener espacios íntimos con otras mujeres, basados en la amistad y confianza para poder hablar de las propias vivencias, permite identificarnos con otras mujeres, tanto desde las dificultades como desde los recursos y habilidades.
- El poder reconocer las propias necesidades, como físicas y psicológicas, nos reconoce como seres humanos bajando nuestro nivel de exigencia.
- Reconocer que nos cansamos, que se nos acaba la paciencia, y que no podemos cumplir con todo nos da la posibilidad de poner en práctica la capacidad de maternarnos a nosotras mismas.
“Es importante destacar que cada mujer tiene necesidades diferentes, y es importante validarlas, lo que nos pone en el centro, encontrándonos también con experiencias de disfrute y no solo de atender las necesidades de los demás” señala la profesional.
Potenciando la Salud Mental
María Pía Urrutia, psicóloga de Otec Impulsa señala que “en primer lugar, bajar los ideales que se tienen en torno la maternidad. Hoy en día con la sobre información que nos entrega la tecnología, los niveles de ansiedad por saber cómo responder a todo, puede llevar a niveles de ansiedad elevados, incluso a conductas muy castigadoras cuando no logramos responder con la inmediatez que el mundo actual tiene como ritmo”.
Y agrega que “por otro lado, existen espacios que pueden ser altamente terapéuticos, por ejemplo, los espacios de amistad, donde se ponen en juego otras habilidades y emociones, que no están centradas en el cuidado de otros, sino más bien en el disfrute, confianza y tolerancia. Aprender a escuchar a otras es un camino para escucharnos a nosotras mismas desde la tolerancia, sin necesariamente dar soluciones o resolver (tareas primordiales en la crianza)”.